viernes, 12 de septiembre de 2008

Derecho no se mueve



Como actual estudiante de Derecho considero conveniente solidarizarme con mis colegas sevillanos los cuales están sufriendo el intento de trasladar la Facultad del antiguo edificio de la Fábrica de Tábacos.


Reproduzco el artículo publicado por Borja en su blog http://stopbasura.blogspot.com/ que por cierto es muy interesante e innovador en cuestión de imagen.


"Producen desánimo las recientes declaraciones del Vicerrector de Infraestructuras en este diario respecto al traslado de la Facultad de Derecho a partir del próximo mes de octubre porque, a pesar de todo lo que ha sucedido en ese centro a lo largo de todo el año académico, las cosas parecen estar como estaban. Una moción de censura en marcha contra el Decano -la primera vez en la historia de la Facultad-, dos recursos contenciosos impugnando las irregularidades acaecidas en varias juntas de centro, escritos de catedráticos, titulares, becarios y pesonal administrativo en petición de un debate, referéndums de los alumnos con resultado contrario al traslado..., y el señor Vicerrector opina que lo importante es el interés general y que el cambio va a hacerse.

Pero es el propio traslado de una de las Facultades más importantes de la Universidad de Sevilla el que se opone al interés general, y voy a exponer las razones que lo demuestran. Ante todo, el verdadero soporte de la Universidad en un edificio histórico como es la Fábrica de Tabacos está en la Facultad de Derecho, y no en el Rectorado o en las otras Facultades que permanecerían allí. Fue Derecho la primera en ocupar el espacio en 1955, aun antes que el Rectorado, y sus 4.000 alumnos y 100 profesores dan consistencia al uso universitario de tan noble edificio. Ayuntamiento y Junta han manifestado extraoficialmente su interés en utilizar el lugar para un uso ciudadano -se habla de una gran pinacoteca, que en verdad tendría que ser grandísima para ese espacio-. Sin Derecho, Tabacos quedaría como un cascarón hueco del que la Universidad terminaría siendo expulsada.

No hay ningún motivo para el traslado en la actualidad. Por un lado, la falta de espacios no se corrige con el nuevo edificio de Pirotecnia, que es más pequeño que el actual espacio de que la Facultad dispone. La nueva ubicación se pensó en exclusiva para Derecho, pero en 2003 se agregó la Facultad de Ciencias del Trabajo, por lo que las simulaciones de docencia que se han realizado indican que tendremos serias dificultades para enseñar allí. Por otro lado, la Fábrica de Tabacos va a quedar liberada de la biblioteca central, y ese espacio queda disponible para que el Rectorado pueda ampliar sus instalaciones.

Se reprocha a quienes nos oponemos al traslado el haber levantado nuestras voces en el último minuto. No es cierto. Hace diez años, cuando comenzó el problema, la junta de facultad se expresó inequívocamente contra el proyecto, y solo cuando se le prometió que las futuras instalaciones serían "mucho mejores" que las actuales, aceptó con fuertes condiciones. Preocupado por las manfestaciones en contra, el Rector en persona compareció dos meses más tarde ante otra junta de facultad para asegurar que el traslado sería "de lujo", y prometió que, de no hacerse en las mejores condiciones, no se haría. Ha sido cuando hemos visto que al edificio no va una sola Facultad, sino dos; que las condiciones para trabajar los profesores son deplorables; que no hay aulas suficientes; y que Viapol está cada vez más congestionado de gente, tráfico y edificios, cuando hemos recordado aquellas promesas incumplidas. El Vicerrector omite algunos detalles que pueden ser clarificadores. Por ejemplo, que la obra no tiene licencia, que la planta superior tampoco está autorizada, o que los aparcamientos están mal estructurados. Omite también que el edificio se financia con lo que se obtenga de la venta de Madre de Dios y de la explotación comercial de los aparcamientos (dicho está en la prensa). Y que los créditos se dieron por la Junta de Andalucía con la generosidad del rey Midas, en un río de oro que la Universidad recibió cuando se hallaba en quiebra técnica. Pero nuestra oposición al traslado, que siempre ha existido, nunca se ha escuchado. La Facultad ha sido ninguneada, olvidada, y, cuando ha tratado de alzar la voz pidiendo un debate serio del problema, se le ha impedido hablar. Quisimos entrevistarnos con el anterior Rector y con el nuevo, y ni siquiera han respondido. No habrá un traslado pacífico, ni tampoco fácil. Los profesores más antiguos tenemos centenares de libros que no caben en las celdillas que nos tienen preparadas, de 3 por 3 metros útiles. La Biblioteca ha empezado a destruir sus libros porque no va a tener espacio suficiente en Viapol. El alumnado carece de aparcamientos y apenas de espacio, porque a un Viapol congestionado se pretende incorporar 4.000 estudiantes de Derecho, 1.500 de Ciencias del Trabajo y 3.500 de Ciencias de la Educación. Como un gran navío español que sale de Cádiz hacia Trafalgar, el Rectorado navega olímpico hacia el infierno.

Hay una solución fácil, limpia e indolora para tanta desgracia. Si Derecho no cabe en el nuevo edificio, que se entregue a una Facultad con menos alumnos, de tantas como se encuentran en edificios antiguos. Prácticamente todas las Facultades de la Universidad tienen menos alumnos que Derecho. ¿Por qué empecinarse en la peor solución? Es señal de prudencia y raciocinio variar el rumbo cuando no va a ninguna parte.

Solo un inciso final: salvo lo aparecido en prensa, las demás afirmaciones de este escrito han sido contrastadas, por increíbles que puedan parecer. Sería espléndido que el Rectorado quisiera conocerlas más en detalle".

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