lunes, 2 de junio de 2008

La Alhambra




La Alhambra es uno de los más bellos monumentos de la Humanidad. Y, a pesar de los años, aún guarda muchos recodos y rincones en casi absoluto secreto; como, por ejemplo, uno de los caminos que suben desde el Paseo de los Tristes y que, permanece casi inalterable con el paso de los años.


Reproduzco un artículo de José Luis Villanueva publicado en Noticias Locales.


"La Alhambra de Noche.


Visitar la Alhambra de noche es sencillamente espectácular.


En el camino hacia los palacios nazaríes, las luces son muy tenues como si quisieran recrear lo que debía ser realmente esta maravilla del mundo a las puertas del reconocimiento oficial cuando estaba iluminada por antorchas. La luz tenue del interior de los palacios te permite descubrir rincones especiales, únicos, sombras entre los labrados en la piedra que dan aún más realismo al conjunto.


Cuando estás en cualquiera de sus estancias e imaginas que allí han vivido hombres y mujeres, refinados, cultos, vestidos lujosamente, no puedes evitar que un escalofrío te recorra la espalda. Pisas las mismas baldosas que pisaron aquellos reyes musulmanes, los mismos jardines que recorrieron sus hijas ataviadas con velos de seda. Tocas las murallas que les protegían de los peligros, los muros donde se apostaban sus guerreros. Respirar el arte con el fresco del anochecer hace que no puedas dejar de admirar sus cúpulas labradas, sus arcadas, la precisión de sus patios, el colorido.


La Alhambra en todo su esplendor con Granada a sus pies.


En este escenario se consumó la reconquista del cristianismo sobre el mundo árabe. Sus piedras son historia viva y el marco del inicio de lo que hoy conocemos como España.


Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre le dijeron al príncipe Boabdil. A veces llorar no está de más ni se debe interpretar como un hecho carente de masculinidad, simplemente es una parte más de nuestra condición humana y sin esa parte dejaríamos de ser precisamente eso, hombres.


La Alhambra de noche tiene el embrujo activado y entre sus ventanales suspira Granada de gozo.


Aunque no todo es maravilloso en esta visita: la ordenación es descuidada, las explicaciones del monumento brillan por su asusencia más absoluta, las estancias a visitar son escasas y los accesos actualmente dificultosos. No obstante, a cualquiera que quiera y que pueda, que no dude".

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