En estas elecciones las mujeres de los candidatos han estado presentes. Ocupando planos secundarios, fuera de la política pero al lado de sus maridos.
Yo soy de las que piensa que las parejas dicen mucho de uno mismo.
Hoy en el homenaje a las víctimas del 11 M estaba Sonsoles cantando que, casualidad, no habra otra coral en España. Esto ya dice mucho de ZP y de su Señora, busca fuera de la política un protagonismo que gracias a su marido consigue.
En cambio ahí estaba en la noche electoral, Doña Elvira. Era un día importante, fue una noche importante y era una comparecencia importante para su marido.
Reproduzco un fragmento del blog "El Cuerpo no miente" de Alberto García-Casillas para El Mundo.
"...Mariano se ha hecho esperar en su comparecencia. Sonrisa caída de labios. Los ojos tristes. Pío esculpido en mármol; Pizarro perdido en su boca prieta y la mirada baja; Acebes con sonrisa ensayada. Y la mirada de Elvira, Marco… Ella piensa que no necesita mantener una apariencia. En sus ojos la tristeza. Un abrazo que sostiene y caricias en el estómago. Todo apoyo a su derrotado marido. Sonríe con los labios apretados, en ese gesto que indica que sabe algo que los demás no conocemos y no nos lo va a decir.
Los gritos de los seguidores han cambiado la escena de Génova. Aparece la primera sonrisa sincera en Rajoy. Anima a Soraya a saludar, recompensa a sus fieles. Pizarro también sonríe. Se van contagiando del apoyo popular. Todos, menos Elvira que secuestrada por sus preocupaciones mira al vacío. ¿Qué deseo habrá visto frustrado esta noche, Marco?..."
Doña Elvira estuvo a la altura de las circunstancias, sincera en su semblante y adorando a Rajoy, su marido no el político.
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