Weber definio el carisma como "una cualidad extraordinaria de una personalidad en virtud de la cual ésta es considerada como poseedora de poderes y cualidades sobrenaturales o sobrehumanos, o cuanto menos excepcionales, no accesibles a los demás".
Está demostrado que el carisma tiene una mayor influencia entre aquellos que carecen de interés por la política y poseen escasa información. Cuando una persona encuentra un líder carismático atribuye a ese líder credibilidad y honradez sin necesidad de evidencia racional para hacerlo.
El líderazgo sí es una condición indispensable para un gobernante.
Pueden existir líderes carismáticos y pueden existir líderes sin carisma, llamados "lideres transaccionales". Estos últimos son líderes que gestionan en lugar de inspirar y que son especialmente eficaces en momentos de estabilidad.
La existencia de programas es otra característica del liderazgo. Mientras que para un líder carismático sólo sería necesario decir aquello que los votantes quieren oír sin tener un mensaje claro, también se les acusa de gobernar con las encuestas. La fuerza del líder transaccional reside en sus ideas.
Por último, existe el "lider transformador" que es aquel que tiene visión, ideas propias, pero que sabe inspirar a los demás y persuadir al electorado. Es aquél capaz de hacer que los ciudadanos se vean como agentes capaces de lograr el cambio.
Un líder transformador apela tanto al intelecto como a las emociones de su auditorio, con temas sencillos y memorables como "cambio", pero también con ideas de fondo que explican a qué responden esos temas. Proporciona una "visión", pero la acompaña de propuestas concretas para convertirla en realidad.
En nuestra cercana historia política podemos encontrar ejemplos de estos tipos de liderazgo. Un González muy próximo al líder transformador, un Aznar claro ejemplo de líder transaccional, un ZP líder carismático y Rajoy.
Rajoy y el PP han apostado por el líderazgo transaccional y ha dado buenos resultados, los dio con Aznar y los ha dado en las dos últimas campañas electorales pero no llega a rematar la faena.
Ahora se abre una nueva etapa, donde líder, Rajoy y asesores deben caminar hacia el liderazgo transformador. Los votantes, simpatizantes y afiliados del PP ya se perciben como agentes del cambio, ¿para cuando sus líderes se creeran capaces de ser protagonistas de este cambio?.
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