Mi día de San Valentín, aunque no creo en esto, se lo dedico a una pareja que conocí ayer.
Ayer, mientras que marchabamos por la Avenida Blas Infante (Zona Sur) reivindicando que vuelvan las líneas y recorridos anteriores para los autobuses (vaya revolución pedir que nos devuelvan algo) hubo un momento en el que a mi lado iba una pareja de ancianos.
Apenas podían andar, se notaba en sus caras y en sus andares los años pero, sobretodo, se notaba en ellos el paso de la vida.
El señor llevaba del brazo a su mujer y me decía que, a pesar de que ella apenas se podía mover, tenían que estar en la manifestación porque les habían quitado el autobus que los llevaba al Hospital.
No piden nada más que tener un autobus que les lleve al Hospital.
Esta pareja me ha enseñado varias cosas. Las decisiones de los políticos pueden perjudicar mucho a las personas; las líneas de autobuses deben ser diseñadas para que conecten con el Hospital no con las tiendas y, que antes de llegar a ser abuelita tengo que encontrar un señor que me lleve del brazo cuando no pueda andar.
¡Feliz San Valentín!.
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