El otro día al leer el artículo que publicaba El Mundo sobre Hoteles Low cost pensaba en como hay una generación a las que la filosofía low cost se nos ha colado dentro.
Es cierto que menor precio no es sinónimo a igual calidad y todos sabemos que determinadas compañías, como Ryanair, algunas de sus medidas de ahorro rayan lo rídiculo. Aún a pesar de eso, sinceramente, volar en Ryanair o Iberia a Madrid desde Jerez muchas diferencias no hay.
Y si somos capaces de ahorrarnos 10 euros y guardar una cola considerable para coger un asiento en un avión (nos jugamos la vida) que no haríamos en otras cosas. Es verdad que si viajamos en avión a estos precios nos encantaría poder contar con Hoteles con calidades estándar a precios competitivos. Entre los europeos son muy populares los albergues o "hostels" pero los españoles todavía nos resistimos, quizás porque la calidad de nuestros hoteles es bastante considerable y buscamos algo parecido. Yo confieso que para mí el cuarto de baño en la habitación es imprescindible. Y así cuando he viajado a Londres por menos de 50 € ida y vuelta en avión, me he gastado más de 200 € en hotel. Un hotel donde sólo aparecía para ducharme y dormir. Por supuesto me han sobrado más de la mitad de las comodidades que tenía la habitación: con una cama y un baño limpio me habrían bastado pero aún la filosofía low cost no ha llegado a ese sector.
Porque el low cost no es abaratar precios a costa de calidad, sino a costa de reducir servicios totalmente prescindibles. Sí, los asientos en Ryanair son más estrechos, lo sé, pero tampoco quiero una habitación de hotel más grande que mi casa.
Pero esta filosofía no sólo ha penetrado en la forma de viajar sino que se va abriendo paso a otros aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, las relaciones sociales. Casi ni me acuerdo de como se envía un SMS, me es más cómodo y barato mandar un tweet. Si necesito algo más, mando un mensaje a facebook y sobretodo, permite que cualquiera pueda enviarme un mensaje sin conocerme y sin tener acceso a mis datos personales. Esa es una gran ventaja frente a cualquier otro medio de comunicación para un político, eso sí es una ventanilla de atención ciudadana 24 horas. Pero además si quieres trabajar o necesitas más privacidad está el mail.
Toda una filosofía de vida que elimina cosas superfluas de nuestra cotidianidad. Yo sé que hay gente que no lo entiende y no lo quieren entender pero es mucho más productivo mandar un mail o un evento de facebook que una llamada de teléfono pero, sobre todo, mantienes aún más acotada tu privacidad.
Productividad y privacidad, dos retos en un mundo sobrecargado de información.
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