En la Antigua Grecia se vivió un discurso parecido al que se está dando en la actualidad. Así es la Historia.
Primero aparecieron los Sofistas, primeros consultores políticos profesionales. Estos se dedicaban a educar en técnicas de comunicación política a cambio de una remuneración.
Después llegó Platón, primer crítico del marketing político. Acusaba a los sofistas de pragmaticos y "mercenarios". Para él la retórica era un "pseudo-arte" que trataba de las apariencias y que debía ser sustituido por la filosofía, cuyo objeto era la verdad. Creía en la existencia de una verdad clarificadora que no necesitaba de más adornos linguísticos que su contenido.
Por último, Aristóteles creyó en la existencia de una verdad previa alcanzable a través de la lógica y de la filosofía; la retórica era una técnica para comunicar la verdad.
(Extraído del libro "Marketing Político" de Lourdes Martín Salgado).
En la actualidad tenemos sofistas (políticos parlanchines), tenemos críticos y ténemos profesionales de la política.
Son muchas las personas dentro del mundo de la política que piensan que ser político es ser sofista o "populista", (podría ser otra acepción). Cuando vamos a los mitines eso es lo que nos encontramos, palabrería, palabrería...
Los medios de comunicación son Platón. Creen ser poseedores de la verdad y han cambiado la filosofía por la independencia como el medio para encontrar esa verdad.
Por último, están los profesionales de la política (muy díficiles de encontrar) ninguneados por los sofistas e ignorados por los medios. Los primeros tienen miedo de esa verdad que se encierra tras el estudio y la retórica, los segundos tienen miedo de su capacidad para comunicar.
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