Cientos de jóvenes narran en cartas enviadas a EL PAÍS su desánimo y su lucha contra la crisis y el desempleo
Mi generación es la que ya no sueña.
Tengo 28 años. Estudié Bellas Artes porque pensé que debía elegir con el corazón y no con el bolsillo. A veces pienso que pudo ser una de las peores decisiones de mi vida. Vivir con los padres puede estar considerado como un "chollo" pero es un lastre generacional y un retraso evolutivo. No solo coarta nuestra independencia, sino que impone a nuestros padres una deuda perpetua. Somos una segunda hipoteca de esas de intereses altos.
Hace dos años que busco trabajo y si bien no hay ofertas para diseño, cuando las hay, te ofrecen 600 euros al mes netos. No hay comentarios al respecto porque los aceptamos sin rechistar: "Al menos gano experiencia" nos decimos... nos mentimos... No me gusta sentirme una eterna adolescente. Si pienso en cómo seré dentro de 10 años, no veo nada. No puedo decir "tendré una casa" o "dos hijos". Mi generación es la generación que ya no sueña. Es la generación que cuando envía un currículo no espera respuesta.- Ana González.
Shakespeare se equivocó de país.
Tengo 33 años y soy licenciado en Geología. Tras colgar el teléfono después de una surrealista conversación telefónica sobre empleo, Shakespeare fue lo primero que se pasó por mi cabeza de desempleado: algo está podrido en Dinamarca... ¿Denmark? No, querido William, te equivocas de país. Hay algo mucho peor a unos 2.500 km al sur de Copenhague. ¿Emigrar o no emigrar? Esa es la cuestión. Habrá que probar suerte, aunque Shakespeare avisa: una ola de podredumbre recorre Europa. Si Dinamarca está podrida, España y su sociedad están metidas en el abismo.- Ignacio Zafra.
¿La hora de despertar?
Me levanto en mi particular día de la marmota, sin saber muy bien qué hora es ni que día de la semana vivo, e irónicamente lo primero que encuentro es el despertador. Quieto y tranquilo, como un vestigio de aquellos momentos en que mi vida tenía unas reglas. Cinco idiomas, una carrera, un máster europeo... Parecía suficiente para encontrar trabajo. Más teniendo en cuenta que la promesa que nos hicieron de pequeños hablaba solo de aprender inglés y tener una carrera para recoger los frutos en el futuro (un buen trabajo, una casa y, ¿por qué no?, la felicidad). Resulta que hemos llegado al futuro y ni rastro, al parecer los frutos se los están comiendo otros... Ha llegado la hora de poner en marcha nuestro despertador y quizá así hallemos la manera de reencontrarnos con nuestro futuro robado.- Raúl Martínez. Valencia.
¡Venta pa'Alemania, Pepe!
Y quien dice Alemania dice Reino Unido, Dinamarca, Dubai o donde haga falta. Para mí en estos momentos emigrar (sí, como hizo mi Tata en los años 60, con el chorizo en la maleta pero cambiando la precariedad del tren de madera por Ryan Air) es la única solución que veo a nuestro problema. Tienes estudios, muchos estudios, muchísimos estudios. En toda tu familia no hay primo con más másteres e idiomas que tú. Pero, espejito, espejito, ¿cuál es la más parada de todos los primos? "Tú, Rosalía, tú".-Rosalía Bayón.
Y así hay muchas más historias en http://www.elpais.com/articulo/espana/Espana/quiere/saber/nada/quiero/saber/nada/Espana/elpepuesp/20100926elpepinac_4/Tes
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