Una de las decisiones más trascendentales que recuerdo haber tomado en mi juventud fue elegir la carrera universitaria que cursaría. Hoy con el paso de los años se vuelve aún más relevante esa decisión.
En estos tiempos puede haber quien diga que estudiar no sirve para nada, que no sirve para trabajar. No, no es cierto. Es probable que los estudios universitarios en muchos casos no encuentran su correlativo directo en el mercado laboral. Si estudias medicina, serás médico pero si estudias derecho puedes ser abogado, puedes trabajar en un banco, en una gran empresa, en una gestoría, en la administración pública… y así podíamos nombrar otros tantos oficios. Aún hay estudios más desconocidos que aún lo son más para el mercado laboral, como los míos, Ciencias Políticas.
Recuerdo que tras terminar los estudios fui a apuntarme al Servicio Andaluz de Empleo y la técnico que me atendió tuvo que llamar a Cádiz para preguntar cómo se registraba en el sistema esta titulación y ahí ando registrada como “técnico superior en Ciencias Políticas”. Me dirán y ¿para qué sirve eso? Pues, hoy, tras pasar por distintas etapas laborales inciertas sólo les puedo decir que volvería a elegir esa titulación una y mil veces aunque me llevará directa a la cola del paro.
¿Utopía? La Universidad no debe dejar de ser una etapa de formación personal y educativa que nos de las herramientas necesarias para ser versátiles y adaptarnos a esta vida tan cambiante. Porque la vida ha cambiado, ya muy poca gente sigue una trayectoria profesional lineal, todos tenemos subidas y bajadas laborales. Nuestros padres, a los ventipocos años consiguieron un trabajo y se han jubilado en él, en una gran mayoría de los casos. En nuestro caso eso no pasará y bienvenido sea. Tenemos la capacidad de vivir tantas vidas en una sola que la universidad nos va a permitir pasar de una a otra sin traumas, mostrándolas como una nueva oportunidad.
En esos momentos recordaremos como no entendíamos algunas asignaturas que según nosotros mismos no tenían nada que ver con nuestra carrera y, de pronto, estaremos ante un trabajo que no tiene que ver con nuestros estudios y, ahí estará el recuerdo de esa asignatura, nos sirvió para adaptarnos a escenarios distintos.
Hoy, como ya he dicho, volvería a tomar la decisión que tome a los 18 años porque aquellos años fueron unos grandes años en mi vida. Pero para tomar esa decisión tuve ayuda, siempre recordaré a Agustín García Lázaro, en aquella época orientador del I.E.S. Almunia, cómo buscó toda la información relativa a esta carrera tan “rara”, dónde se estudiaba, qué se estudiaba y para qué servía. Por supuesto, mis padres estuvieron en aquel momento acompañándome y preguntando todas las dudas que mi juventud arriesgada silenciaba.
En aquellos años, la Universidad vivía alejada de los institutos, hoy se organizan Jornadas de Orientación Universitaria como las que en esta semana podremos disfrutar en la Ciudad de Jerez organizadas por la Universidad de Cádiz. En su cuarta edición, la UCA muestra toda su oferta educativa, una oferta competitiva, coherente con nuestra propia idiosincrasia pero, sobre todo, muestra la ilusión de una Universidad joven capaz de adaptarse a los cambios y, eso, jóvenes jerezanos es lo que os debe enseñar la Universidad. Tendréis que aprender matemáticas, contabilidad, derecho procesal… pero la UCA os enseñará que nuestra provincia tiene futuro si vosotros decidís darle una oportunidad, Cádiz os la devolverá en forma de oportunidades. Jerez está esperando que los jóvenes seamos capaz de reinventar nuestra ciudad, apostando por ella y creando desde nuestros conocimientos y ganas, empresas que levanten esta ciudad.
Hoy os digo desde aquí, apostad por la Universidad, disfrutarla, estudiar algo que os guste porque eso os hará hombres y mujeres apasionados y la vida requiere valentía y riesgo. Pero acordaros de que Jerez os necesita, ahora más que nunca, necesita renovarse gracias a vosotros. Si os vais, volved, que os estaremos esperando con los brazos abiertos para construir entre todos el Jerez que siempre hemos querido, una de las mejores ciudades para vivir pero, sobre todo, debemos aspirar a ser una de las mejores ciudades para trabajar.